ADA, una hembra cruce de Braco alemán de seis años afectada por Leishmaniosis, se presentó con un aspecto muy desmejorado, vómitos y sin ningún apetito por la comida. Además de los signos externos, presentaba una anemia muy severa (eritrocitos 2,03 millones, hematocrito 14, hemoglobina 4,2), esplenomegalia muy marcada, que le producía una gran distensión abdominal, transaminasas hepáticas elevadas y otros signos típicos de la Leishmaniosis.
Después de valorar las opciones con las propietarias, decidimos usar la acupuntura ya que, simplemente con el tratamiento convencional de la Leishmaniosis, quizá no habríamos llegado a tiempo de salvarla.
En la primera sesión, la perra recuperó el ánimo, dejó de vomitar y comenzó a comer. Después de cinco sesiones, el vientre volvió a su tamaño normal y desapareció la anemia, normalizándose el hemograma (eritrocitos 5,37 millones, hematocrito 38,1, hemoglobina 11) y su comportamiento se normalizó.
A diferencia del primer día que entró en brazos de sus propietarias, ADA camina con alegría, con la cabeza en alto, meneando la cola, y su aspecto es de un animal con ganas de vivir.