Acupuntura

¿Qué es la acupuntura?

La acupuntura es una terapia que se practica mediante la inserción de pequeñas agujas en distintos puntos del cuerpo. La práctica de la acupuntura se remonta a miles de años de antigüedad y forma parte de un sistema de medicina holística conocida como Medicina Tradicional China (MTC), declarada Patrimonio de la Humanitat por la UNESCO.

¿En qué se basa la acupuntura?

La Medicina Tradicional China sostiene que todos los seres tenemos una “fuerza vital” llamada Qi  (pronunciado “chi”), que fluye por todo el cuerpo a través de unos canales conocidos con el nombre de meridianos.  La acupuntura permite comunicarnos con los órganos y tejidos del cuerpo a través de distintos puntos de los meridianos.

La enfermedad es un desequilibrio entre las dos polaridades del Qi, el Yin (-) y el Yang (+).
La salud y la curación son la integración y el restablecimiento del equilibrio o armonía del Qi, teoría validada recientemente por el descubrimiento de la relación existente entre la química del cerebro y el sistema inmunitario.

¿Cuáles son los beneficios de la acupuntura en los animales?

Controla el dolor crónico, mejora la movilidad y calma los espasmos musculares.
Facilita la reparación de los tejidos dañados.
Aumenta la sensación de bienestar, controla el dolor a corto plazo y proporciona relajación.
Disminuye las náuseas y controla los vómitos.
Mejora la circulación y aumenta el flujo sanguíneo.
Potencia la respuesta inmunitaria y ayuda las funciones de los órganos.

¿Cómo es una visita de acupuntura?

La primera visita de acupuntura no es muy diferente de otra visita al veterinario. Se realiza un examen general del animal y valoramos de forma conjunta las opciones terapéuticas. Después, establecemos la frecuencia de las sesiones dependiendo del diagnóstico. A continuación, evaluamos el progreso efectuado por el animal y replanteamos el tratamiento a seguir.

Una sesión de acupuntura dura un máximo de una hora ya que las agujas deben dejarse puestas de 10 a 20 minutos. El animal no siente prácticamente ningún dolor asociado al proceso, a excepción de una pequeña sensación en el momento de introducir la aguja, que en ningún caso debe molestar al animal.

¿Qué casos tratamos con acupuntura?

La acupuntura ofrece una respuesta muy satisfactoria a muchos de los desequilibrios que se producen en el cuerpo, especialmente en aquellas enfermedades que la medicina convencional considera “crónicas” o degenerativas.

En general, para la resolución de la mayor parte de los casos que aquí presentamos han sido necesarias diversas sesiones de una duración de cuatro o seis semanas, mientras que en algunos se han obtenido resultados rápidos y espectaculares en tan sólo una o dos sesiones.

ADA, una hembra cruce de Braco alemán de seis años afectada por Leishmaniosis, se presentó con un aspecto muy desmejorado, vómitos y sin ningún apetito por la comida. Además de los signos externos, presentaba una anemia muy severa (eritrocitos 2,03 millones, hematocrito 14, hemoglobina 4,2), esplenomegalia muy marcada, que le producía una gran distensión abdominal, transaminasas hepáticas elevadas y otros signos típicos de la Leishmaniosis.

Después de valorar las opciones con las propietarias, decidimos usar la acupuntura ya que, simplemente con el tratamiento convencional de la Leishmaniosis, quizá no habríamos llegado a tiempo de salvarla.

En la primera sesión, la perra recuperó el ánimo, dejó de vomitar y comenzó a comer. Después de cinco sesiones, el vientre volvió a su tamaño normal y desapareció la anemia, normalizándose el hemograma (eritrocitos 5,37 millones, hematocrito 38,1, hemoglobina 11) y su comportamiento se normalizó.

A diferencia del primer día que entró en brazos de sus propietarias, ADA camina con alegría, con la cabeza en alto, meneando la cola, y su aspecto es de un animal con ganas de vivir.

Los dueños de LORD, pastor alemán macho de seis meses de edad, estaban muy preocupados porque no comía nada a excepción de lo que encontraba por el suelo. Como resultado de esta pésima alimentación, LORD vomitaba de vez en cuando y tenía alguna diarrea. Estaba muy delgado y deprimido.

Probamos con dietas y conductas alimentarias especiales con el fin de estimularle el apetito, además de varios complementos vitamínicos, tras descartar que hubiera algún problema de base, … sin ningún resultado.

El tratamiento de acupuntura específico para problemas de deficiencia resultó eficaz después de la primera sesión: LORD comenzó a comer. Los propietarios quedaron sorprendidos al comprobar que en una semana el animal había recuperado peso y había crecido espectacularmente, ya que se trataba de un cachorro.

La propietaria de LLUNA, una perra cruce de Bretón de siete años, acudió a nuestra Clínica buscando una “solución” al problema que su perra llevaba arrastrando desde hacía tiempo. LLUNA presentaba un tumor masivo no operable que afectaba la totalidad del cuello y la articulación escápulohumeral derecha, que le provocaba una cojera muy dolorosa de la extremidad.

Tras descartar la cirugía o la eutanasia, se optó por la acupuntura como tratamiento alternativo. La propietarias tardaron quince días en volver a la Clínica porque LLUNA ya no cojeaba y podía dormir sin dolor.

LLUNA lleva cuatro meses viniendo a la Clínica cada dos o tres semanas para poder disfrutar de una vida normal, hasta que el tumor ha crecido desmesuradamente y hemos tenido que optar por la eutanasia.

A primeras horas de la tarde, observamos que repentinamente, OLI, nuestro carlino macho de cuatro años, tenía dificultad para respirar. Primero pensamos que sería a consecuencia del calor que hacía aquel día (Los perros de raza Carlino tienen la nariz tan corta que resulta normal que hagan ruido al respirar o ronquen escandalosamente cuando duermen). La dificultad para respirar se hacía más evidente cada minuto que pasaba, así que al explorarlo vimos que el vientre se estaba hinchando.

OLI estaba muy inquieto y no paraba de ir de un lugar a otro, poniéndose las manos sobre la cara como si quisiera sacarse algo de la garganta. Debido a ese estado, nos dirigimos a la Clínica. Los quince minutos del viaje parecieron interminables, pensando que en cualquier momento OLI se ahogaría irremediablemente.

A la palpación de la zona afectada, los ganglios cervicales estaban muy agrandados y el perro mostraba signos claros de hipoxia (falta de oxigenación). El abdomen estaba cada vez más dilatado a consecuencia de la acumulación de gases en el estómago. Las opciones terapéuticas que teníamos eran: o bien administrarle los fármacos indicados y esperar la evolución o bien administrarle oxígeno e intervenirlo quirúrgicamente con el fin de corregir la grave dilatación gástrica… o bien probar la acupuntura. Optamos por la acupuntura.

En unos veinte o treinta minutos, los ganglios disminuyeron considerablemente y el vientre volvió a su tamaño normal. OLI se recuperó completamente, volviendo a respirar con normalidad. Por la noche, nuestro perro cenó como lo hace habitualmente y desde entonces no ha vuelto a tener ningún episodio más, a pesar del calor del verano.

¿Qué desencadenó aquel proceso? Supimos que, después de comer su ración de alimento, alguien le había ofrecido un trocito de melón frío del frigorífico, provocándole con toda probabilidad un corte de digestión.

Actualmente OLI se somete a una sesión semanal de acupuntura, puesto que las razas braquicéfalas son propensas a padecer deficiencia de pulmón.

Los propietarios de SAM, un Golden Retriever macho de doce años, estaban muy preocupados pues veían como su “hijo peludo” tenía cada vez más dificultad para andar o subir al coche. El estado del animal iba empeorando por culpa de la edad y el progresivo aumento de peso debido a su falta de actividad involuntaria.

Pero un día el perro dijo basta. Como no podía levantarse, tuvieron que traerlo en brazos a la Clínica. Se le hizo el tratamiento convencional para estimularle el sistema nervioso. SAM mejoró ligeramente, pero al cabo de poco recayó. Parecía que nos quedaban pocas opciones… y explicamos a los propietarios que SAM no podía continuar en ese estado. Probamos la acupuntura.

Tras la primera sesión, SAM salió caminando por sus propios medios. Se le instauró un régimen de acupuntura de una sesión semanal durante tres semanas y, a continuación, una sesión a cada quince días. Ahora SAM anda casi con normalidad e incluso se atreve a bajar del coche sin ayuda.